La Línea Noroeste ha sido testigo en los últimos días de un movimiento que crece con fuerza: la indignación ciudadana y la demanda de un cambio genuino. Durante tres jornadas intensas, el Dr. Roque Espaillat, conocido como «El Cobrador», recorrió distintos puntos de la región, encontrando en cada pueblo una misma reacción: apoyo, reconocimiento y la necesidad de ser escuchados.
Un líder que despierta esperanzas
Desde Laguna Salada hasta Restauración, el Dr. Espaillat fue recibido con entusiasmo por ciudadanos que ven en él una voz diferente. En las calles, los saludos espontáneos y los abrazos de la gente reflejan el impacto de su mensaje. No es solo una figura política en crecimiento, sino un símbolo de resistencia ante las problemáticas que afectan a los dominicanos.
En cada pueblo visitado, desde Hatillo hasta Villa Vásquez y Guayubín, las escenas se repetían: personas ansiosas por contarle sus problemas, denunciar injusticias y buscar un apoyo que no encuentran en las instituciones tradicionales. La frustración es evidente, pero también la esperanza de un cambio.
Denuncias y realidades que no pueden ignorarse
Uno de los puntos más impactantes del recorrido fue Manzanillo, donde trabajadores del proyecto eléctrico se atrevieron a desafiar presiones y miedos para denunciar, a viva voz, irregularidades y abusos. En Restauración, el abandono de un hospital que lleva 24 años sin ser terminado es la prueba de una gestión pública fallida, donde los recursos son mal utilizados mientras las necesidades reales siguen sin ser atendidas.
El compromiso de la gente y el impulso del movimiento
Más allá de las denuncias, el recorrido evidenció un creciente respaldo popular. En Santiago Rodríguez, la participación activa de ciudadanos reafirmó que la búsqueda de firmas no es solo un trámite, sino una manifestación de descontento y determinación. En Esperanza, el trabajo incansable de líderes comunitarios como doña Iris refuerza el espíritu de lucha por un futuro distinto.
La Línea Noroeste ha dejado claro su mensaje: la indignación es real, la gente está despertando y el clamor por un cambio es cada vez más fuerte. La pregunta ahora es: ¿serán escuchados?
