Los recientes nombramientos de Roberto Salcedo y su hijo Roberto Ángel Salcedo, popularmente conocido como Robertico, han desatado una ola de opiniones encontradas dentro y fuera del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Mientras algunos los catalogan como «suertudos» que han avanzado rápidamente en el oficialismo, otros consideran que su integración al partido responde a movimientos estratégicos calculados.
Un ascenso meteórico tras su llegada al PRM
La familia Salcedo dio un giro político significativo en junio de 2020, cuando abandonaron el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para respaldar la candidatura presidencial de Luis Abinader. Este cambio, a pocas semanas de las elecciones, marcó el inicio de su vínculo con el PRM.
Desde entonces, su progreso dentro del partido ha sido notable. Roberto Salcedo fue nombrado embajador en Panamá el pasado 23 de diciembre, mientras que su hijo Robertico es señalado como el posible próximo ministro de Cultura, tras la renuncia de Milagros Germán.
De figuras del PLD a rostros visibles del PRM
Ambos Salcedo tienen un historial político vinculado al PLD. Roberto Salcedo padre fue alcalde del Distrito Nacional durante 14 años consecutivos (2002-2016), asociado a la corriente de Leonel Fernández. Sin embargo, tras su derrota en las elecciones municipales de 2016 y otros intentos fallidos dentro del partido morado, decidió unirse al PRM junto con su familia y colaboradores cercanos.
Por su parte, Robertico, quien ya estaba activo en la campaña de Abinader, asumió en enero de 2023 la Dirección de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia (Propeep). Su estilo cercano y mediático ha consolidado su imagen en barrios populares, generando una percepción de transformación de «popi» a «wa wa wa».
El debate: ¿mérito o pragmatismo político?
La rapidez con la que los Salcedo han escalado en el PRM ha sido objeto de críticas, especialmente entre dirigentes del oficialismo que llevan años trabajando dentro del partido. Muchos cuestionan si sus nombramientos responden a méritos políticos o a un cálculo pragmático de conveniencia mutua.
Mientras Roberto Salcedo capitaliza su experiencia en la gestión pública y sus vínculos internacionales, Robertico ha sabido aprovechar su perfil mediático para ganar aceptación en sectores donde antes era visto con escepticismo.
¿Hacia un futuro político más ambicioso?
Con miras a las elecciones de 2024, algunos analistas especulan que los movimientos de Robertico podrían estar encaminados a construir una eventual candidatura. Su incursión en zonas populares y su manejo de proyectos estratégicos sugieren una estrategia para fortalecer su conexión con la ciudadanía.
Sea por suerte, estrategia o una combinación de ambas, los Salcedo han demostrado su capacidad para adaptarse al cambiante panorama político dominicano, ganando posiciones relevantes en un corto período. Sin embargo, el tiempo dirá si este ascenso es duradero o un episodio más en el dinámico tablero de la política nacional.
